La leyenda del Ayaymama, que relata el abandono de dos niños en la selva que perdieron a la mamá, y la madrasta en convenio con el papá toman esta terrible determinación de llevar a dichos niños a la montaña simulando un paseo, y los dejaron a la suerte. Dichos niños se convirtieron en pajaritos y en una noche de luna salieron de la montaña alzando vuelo se pozaron en el techo de la casa de la madastra y tristemente emitieron su canto: Ayaymama, Huischuhuarca, que quiere decir: Nuestra madre ha muerto y nos abandonaron.
El AYAYMAMA, es un ave nocturna de canto singular que se alimenta de insectos y habita en la profundidad de los bosques del Alto Mayo.
El AYAYMAMA, en el día, que ocupa para dormir,basa su seguridad a su increible mimetismo con cualquier tronco de árbol seco sobre el cual llegue a posasrse y dormir, pasando absolutamente desapercibido por los cazadores y agricultores. Por esta cualidad es que se le considera un ave misteriosa, dando lugar a muchos relatos y leyendas, que han hecho estremecer a más de un niño moyobambino en el regazo de su abuelita.
El Chullachaqui, o demonio del monte, que engaña a las personas especialmente a los cazadores presentándose convertido en algún animal.
El Tunchi, o alma en pena, que divaga por las calles y huertas de la ciudad, emitiendo silbidos cuando falta algunas días para que fallezca alguna persona.
El Yacu Mama, o madre del agua, en la creencia que todas las aguas tenían madre y que era un horrible monstruo con formas de serpiente gigantesca dotada de una gran cabeza y boca igualmente enorme lo que le facilitaba a satisfacer su extremada voracidad.
El Sitio Pesado, que es una narración de la presencia de diablos en algunos lugares sobre todos barrancos, que hacen su aparición bajo una serie de formas y figuras sorprendiendo al solitario transeúnte, produciendo miedo y terror.
Machacuyacu, quebrada al fondo de las pampas de Fachín que tributas sus aguas al Río Mayo, cuya creencia popular se gráfica en que una burra era la madre de dicha quebrada, que aumentaba de tamaño al ser montada por un grupo de traviesos niños con la pretensión de sumergirlos en el agua y llevarlos a su palacio debajo del agua.
La Runa Mula, que viene a ser la mujer casada que tiene relaciones sentimentales con el Cura. Ésta en las noches de los martes y los viernes toma forma de una blanca y hermosa mula, la misma que es montada por un pequeño jinete con látigo en la mano. Cuando éste llegaba a la casa de la mujer, ella se revolcaba por el suelo y al instante quedaba convertida en mula.
La Lamparilla, que era un esqueleto de hombre que lleva a la altura del pecho, en el mismo sitio del corazón una lámpara semejante a ese órgano y con una llama azul.
La Mina de Sal, cuyo relato refiere la presencia de una viejecita haraposa que al ser rechazada por unas panaderas, tuvo que alejarse más al fondo de las montañas; dicha viejecita resultó ser la Madre de la Sal, que por lo mismo alejó más las minas, y cuando los pobladores cotidianamente se fueron en afán de extraer la sal, se encontraron con la sorpresa que dichas minas habían desaparecido del lugar conocido, encontrándolo más al fondo de las montañas.
Estos y otros relatos bajo la modalidad de cuentos enrequecen el folklore selvático moyobambino, y que son contadas en cualquier circunstancia. Entre las leyendas destacan:
La leyenda del Ayaymama, que relata el abandono de dos niños en la selva que perdieron a la mamá, y la madrasta en convenio con el papá toman esta terrible determinación de llevar a dichos niños a la montaña simulando un paseo, y los dejaron a la suerte. Dichos niños se convirtieron en pajaritos y en una noche de luna salieron de la montaña alzando vuelo se pozaron en el techo de la casa de la madastra y tristemente emitieron su canto: Ayaymama, Huischuhuarca, que quiere decir: Nuestra madre ha muerto y nos abandonaron.
La leyenda del Hombre de Piedra, que representa a un hombre desnudo en el afán de ocultarse el sexo con las manos. Este ídolo está sin cabeza, se dice que le cortaron los conquistadores españoles en la creencia de que interiormente era hueco y se encontraba lleno de oro. Está ubicado a la vera del antiguo camino de herradura que conducía de Moyobamba al distrito de Calzada, a un costado del Morro. La leyenda del Morro de Angaíza, en cuyo relato se indica de la existencia del Gran Reino de Angaíza, en las montañas de la cordillera azul, por las alturas del Río Mayo. Se decía que este reino alberga riquezas de oro y plata reluciente al reflejo del sol y que también desaparecía si alguién iba en su busca, que el reino estaba gobernado por el monarco Curi Runa (indio de oro), el cual vivía en un suntuoso palacio y vestía traje de oro para las grandes festividades del reino.
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